Intentarem posar una banda sonora a aquesta nova tramesa de LES REVOLTES LÒGIQUES. Trio a The Undertones de manera deliberada. La banda irlandesa capitanejada per Feargal Sharkey, va ser "el eslabón perdido" del punk. Un producte proletari en estat pur. Aquest blog declara la guerra a l'obsolescència programada en tots els terrenys (Quim Sempere, "Vivir con menos"). La guerra total, per terra, mar i aire, contra els acceleradors del temps i els liquidadors dels tresors ocults. Apostem per la trinxera subcultural i no ens amaguem de marcar els origens socials dels homes, de les dones i dels dies. Apa ! Punxem Undertones! Recordem amb ells, uns dies de glòria i projectem-los damunt dels erms culturals mercantils, de les valls transgèniques i dels escenaris monstruosos amb marca de companyia telefònica o de refresc ultravitamínic.
Els xicots mostren bon calçat i les millors pintes del carreró.
El triomf dels adolescents del barri.
Teenage Kicks. La jòia de la subcultura britànica. Punk, Punk, Riot ! La cançó que més agradava al nostre mestre John Peel -disc jockey, fan del Liverpool i activista sonor- .The Official Undertones Website

Les coses estan com sempre. I els classics il·luminen amb la seva llanterna el present trastocat. A l'article anterior enumeravem revoltes i aquestes tenien l'adjectiu de "lògiques". Utilitzant el lèxic de Jacques Ranciere, reivindiquem les revoltes lògiques. I d'un Jacques passem a un altre Jacques. El veritable Jacques Tati, l'oncle exceptic davant dels avenços tecnològics, protagonista de la colossal "peli" Mon Oncle. Els temps ens remeten a la revolució industrial. Els ludites o ludites o luddites prenien nota del monstre tecnològic. Tati observa els anys cinquanta i seixanta amb una mirada irònica i els interpreta des de la seva altura física i cerebral. Convoquem els espectres del ludi(s)me a la tribuna d'aquest blog i reincidim en les elementals "revoltes lògiques".

La aparición de las fábricas, en el siglo XVIII, como consecuencia de la Revolución Industrial, cambió la vida de los trabajadores que se convirtieron en rehenes de esas máquinas, que los obligaban a permanecer interminables jornadas de labor, en lugares insalubres por una paga miserable, y habitando en barrios sucios y contaminados.
Buscaron, a partir de la segunda década del siglo XIX, un culpable para sus desgracias y hallaron dos responsables: los patrones y las máquinas. Los que encontraron en la nueva tecnología aplicada a la producción la causa de sus males, se llamaron ludistas, por basarse en la ideología del inglés Nedd Ludd, de dudosa existencia real, quien sería el precursor de esta ideología de defensa obrera, dirigida a la destrucción de las máquinas, cuando, según la leyenda popular, en 1779, se deshizo de un telar mecánico que representaba para él, la fuente de sus desgracias.

Amparados por la oscuridad nocturna, y ocultos tras máscaras, los obreros comprendieron que sólo luchando unidos, podrían conseguir ser tenidos en cuenta como seres humanos, y no como simples operarios generadores de ganancias, para los patrones capitalistas. Estos debieron soportar pérdidas que ascendieron aproximadamente a 100.000 libras, en Inglaterra.
El enigmático Capitán Ludd, era quien firmaba las proclamas y petitorios hacia el gobierno para lograr reivindicaciones laborales, en una época en que la expresión “Derechos laborales”, era aún utópica.
El progreso y la rapidez que significaba el trabajo industrial, representaba para los humildes asalariados, una marcha también veloz, hacia su propia destrucción, moral y material.
Los gremios de artesanos de la Edad Media habían permitido a los trabajadores, a través de una rigurosa reglamentación, organizar sus trabajos evitando la competencia y estableciendo jornadas de labor iguales y equilibradas, en ambiente familiares.
El movimiento ludista nació en Inglaterra, cuna de la Revolución Industrial, pero pronto se extendió por toda Europa, como los sucesos de Cataluña o la destrucción de los telares de Arcoy, en España, ocurrido en 1820.
En Nottingham, ciudad del Reino Unido, una manifestación obrera, iniciada el 12 de abril de 1811, fue violentamente reprimida, y más de cincuenta máquinas, pertenecientes a William Cartwright, destinadas al tejido de medias, fueron destruidas por los trabajadores como represalia a la brutal acción contra su reclamo de trabajo, y de hacerlo en dignas condiciones. En Lancashire, Yorkshire, Leicester, Cheshire, y Derby se vivieron situaciones similares. Más de diez mil soldados ingleses, al mando de Thomas Maitland, fueron destinados a impedir la rebelión obrera.

En 1813, dieciocho miembros del ludismo fueron ejecutados en la horca por el gobierno, acusados de ser peligrosos para el estado, por aplicación de una ley promulgada por el Parlamento, a la que solo se opuso Lord Byron. Dicha norma legal había establecido pena de muerte para los que destruyeran las fábricas, o elementos de trabajo contenidas en ellas.
El 16 de agosto de 1819, las fuerzas obreras celebraron un mitín en el campo de San Pedro. Las fuerzas de caballería pusieron fin a la vida de once personas y cuatrocientas resultaron heridas, pero lograron un éxito: derogar la ley que impedía las coaliciones obreras.
Por ese entonces, surgieron los movimientos sindicales (Trade Unions) y los Partidos Socialdemócratas, que redujeron hasta casi hacer desaparecer el ludismo, que en realidad, no atacaba las causas reales del problema. La lucha estaría dirigida a partir de entonces, contra los dueños de las fábricas.
En 1836 se fundó la Asociación Obrera de Londres, que inició una lucha llamada cartismo, realizando peticiones al gobierno que fueron rechazadas.
Actualmente se ha puesto en boga el término ludista, designando a quienes se oponen al gran crecimiento tecnológico, acusado de deshumanizar a la población, contaminar el ambiente y alejarnos de la vida natural.
Fuente: http://www.laguia2000.com/inglaterra/el-ludismo



















